Nos complace presentar a Iraí Albarrán, una figura emblemática del liderazgo en Metepec. Iraí además de brillar como empresaria y madre. Su historia es un testimonio de cómo el equilibrio y la pasión pueden coexistir en la vida de una mujer moderna.
Maternidad y Anécdotas Familiares
Iraí se convirtió en madre a los 25 años, recuerda con cariño y humor los primeros años de maternidad.
“Nos tomó por sorpresa, pero de verdad que Fernando y yo éramos los más felices porque desde que éramos novios siempre soñamos con tener una hija, siempre deseamos una niña y soñábamos que se llamaría María Fernanda”.
Iraí describe que los primeros meses de su embarazo fueron desafiantes, pero más adelante su embarazo se tornó tranquilo y muy reconfortante.
Entre risas, Iraí recuerda las aventuras familiares que siguen siendo fuente de risas y amor. Como aquella vez que visitaron Monte Albán junto a su esposo Fernando y su hija María Fernanda; la pequeña Mafer ya estaba muy cansada por caminar tanto, por lo que hizo un comentario muy ocurrente que hasta el momento sigue sacando risas entre la familia.
Su hija, la luz de su vida
Iraí describe a su hija como el “cascabel de nuestra casa”, quien ilumina sus días con su alegría y vivacidad.
“María Fernanda siempre ha sido una niña super alegre, desde pequeña nada le daba pena, bailaba, cantaba, siempre ha sido muy simpática, jamás me hizo un berrinche, nunca, nunca”. Comentó la empresaria para nuestras cámaras.
Equilibrio entre la maternidad y la profesión
Iraí comparte los desafíos iniciales de manejar múltiples roles, destacando la importancia de la organización y priorización para mantener un equilibrio saludable. A través de los años, ha encontrado maneras de integrar eficientemente su tiempo con su familia y su trabajo, asegurando estar presente tanto en el hogar como en sus funciones en su trabajo.
Un día en la vida de Iraí
Iraí comienza sus días a las cinco de la mañana, practicando deporte junto a su esposo Fernando. Tras una mañana muy activa, se dedica a su familia, preparando y compartiendo el desayuno con su hija y su esposo; antes de sumergirse en las demandas de su día. Su rutina es un equilibrio entre sus responsabilidades como empresaria, donde su agenda varía, pues trabaja para niños y adultos mayores.